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Historías del Gran Maestre

Esto como los toros, señores, aunque ahora están devaluados.... su jerga perdurará más tiempo que la misma fiesta y por eso, va por ustedes Maestr"es".... Muchos os preguntaréis, perdón, muchas también, aunque en este grupo las hay avezadas y ya lo saben o supondrán, que ¿a que viene esto?. Esto se remonta a tiempos en los cuales mis andaduras en el lugar de trabajo actual solo hacía meses que había comenzado. Esas mañanas en casi absoluto silencio, sin que mediara nadie, permitían mi regocijo envíando a todos y a todas vosotras a veces algo gracioso, a veces algo que nos hiciera pensar, a veces algo que nos comprometiera... Pero esta no es la razón y sí mi desvarío continuo. Lo que allí empezó a ocurri a partir de una mañana y con una conversación que podrá ser tema de otro momento, otra página, otra sección, pero ahora no. Como digo, a partir de una mañana mi querido y apreciado amigo Jose, como suelen llamarle, y a partir de ahora, el Gran Maestre, título nobiliario que le concedió otro maestre que se sumaría a esto que les narro y les hago partícipe, en otro momento, cuando llegara y se uniera a este singular espacio de trabajo. Como digo, el Gran Maestre empezó su relación de amistad conmigo, haciéndome partícipe de sus desdichas, contadas de forma que ni Gila podría llevar a la pantalla con más humor y de tales índoles que sorprendía cada día más. Así es como se comenzó una especie de competición sin serlo donde las cosas que nos ocurrían eran propias del Gran Maestre. A ver quien las superaba. Aún recuerdo sus andanzas con la cocina comprada en IKEA. Parecía más bién un correo de esos que se envían a todo el mundo, lo más inverosimil que te puedas echar a la cara. Rafa, llegó y se incorporó de tal manera, que no hubo mejor pupilo y más aventajado que él. Es por ello y sin ánimo de ramificar más o mejor dicho con ánimo de Raficicar, si se pudiera deciar así, más. De forma que, la suerte quizo estar partida, mitad para el Gran Maestre y otro tanto para su más fiel seguidor. Espero que empecéis esta serie de relatos que nos pasan a los mortales y que si los cuentas, nadie te creerán.... pero aquí, sí.