El Libro de los emails

Casi siempre que uno escribe algo y le sale en cierta forma original, hay otra persona que le dice que debiera escribir un libro. Lo cierto de ello es que todos alguna vez decimos y escribimos cosas de las cuales estamos orgulloso y así nos lo reconocen, sobretodo amigos y algún que otro sincero descarrilado. Con mi queridísima Marta, asídua de este blog, sin aparecer en ningún momento, pero referida en todos ellos, hemos hablado de esta encomienda de legar un tanto de ello y un poco de orgullo inscrito y sangrado en renglones de no sabemos que papel en blando. Mas en mis horas entre vigilia y sueños, más vigilia que momentos oníricos, llegué a la convicción de que los emails enviados y recibidos formaban parte de un libro inconexo, abrupto, provocador, materia prima incontrolada y a la vez, lo más pragmático y oneroso de cuanto hacemos. Es por ello, que me pregunté que pasaría si fueramos colgando sin ton ni son, como la música actual, aclamada y afamada, no por ello estando toda en el mismo saco; como digo, por qué no podíamos y con permiso por cierto de autores y autoras, empezar a dejar esos emails que no hemos vuelto a releer y que sin embargo recordamos como hazañas bizantinas y no me refiero a sexo en esta cuestión. Ahora hecho de menos todo lo que perdí en el fuego, en esas borradas de disco duro, en esos compacts grabados para no perder datos y perdidos en los rincones de los olvidos... esas conversaciones que necesitarías como en una vida digital, rebobinar y llegar a ese punto exacto para cortar y volver a pegar en nuestros recuerdos cercanos y en este caso, en nuestro blog, en el libro de los emails. A algunos cinéfilos la idea le puede sonar a una película de David Linch.... y por qué no.... Querida Marta ese puede ser el siguiente paso..... ¿Lo darás tú?